sábado, 26 de mayo de 2012

China, ¿el nuevo Facebook?


  • En la salida a Bolsa de Facebook, la información no ha sido accesible a todos
  • La red social ha resultado ser un emperador desnudo
  • Zuckerberg se ha quedado en pelotas, aunque con 15.000 millones de dólares
  • Pekín no tiene interés en que la ‘burbuja’ reviente de forma incontrolable
  • Si China se frena, la economía mundial sí que va a verse en problemas

Pipeline era un ‘mercado alternativo’. O sea, un 'dark pool': una bolsa en la que nadie sabe a quién vende y a quién compra. Y en el que no hay ‘market makers’, entidades que aportan liquidez si no la hay. Lo fundó Alfred Berkely, el vicepresidente del NASDAQ. No es un mercado exótico. Los ‘dark pools’ están proliferando como hongos. Por ejemplo, más del 40% de las acciones de Unilever (un monstruo de los bienes de consumo en cuya gama de productos está desde el desodorante Axe hasta el champú Sunsilk, pasando por las sopas Knorr) se compran y venden en mercados alternativos. Y estamos hablando de una empresa que el viernes valía en bolsa 71.000 millones de euros. Según la consultora Tabb Group, el 12% de las transacciones de acciones en EEUU se desarrollan en estos mercados alternativos.
El problema de Pipeline es que tenía pocos clientes. Así que la bolsa creó otra empresa, Milstream Strategy, cuya función era adquirir las acciones que no tuvieran comprador en Pipeline. Milstream no se beneficiaba de información privilegiada, es decir, no sabía si las órdenes que Pipeline registraba eran de compra o de venta, ni quién estaba detrás. ¿Cómo lograr, entonces, cumplir su función de que en Pipeline no hubiera acciones sin vender? Simplemente, rastreando constantemente ese mercado y otros ‘dark pools’ para ver de qué acciones había más oferta que demanda. Eso lo combinaba con HTF, es decir, ‘high frequency trading’: el uso de ordenadores para comprar y vender millones de acciones de forma automática en milisegundos.
La farsa fue desmantelada el año pasado, aunque estos días muchos inversores habrán deseado probablemente que NASDAQ tuviera un Milstream para comprar acciones de Facebook. Al paso que vamos, la OPV de esa empresa no recuerda a la de Google, sino a la de General Motors, en 2010: el precio de salida fue de 33 dólares. Ahora, el valor está a 22.
Facebook es una empresa que no es que no tenga un modelo de negocio claro: es que su modelo de negocio está desapareciendo, porque cuando la gente se conecta por el móvil hace ‘click’ en menos anuncios que si lo hace por el ordenador. La propia Facebook advirtió a los reguladores de que sus beneficios van a crecer menos de lo esperado. Pero los bancos colocadores, encabezados por Morgan Stanley, sólo transmitieron esa información a los clientes que les pagan por obtener sus servicios. En otras palabras: el pequeño inversor se quedó en la ignorancia.
Eso, técnicamente, se llama "información asimétrica". En mi pueblo, estafar al que no sabe. Claro que el que no sabe debería ser consciente de que el precio de colocación de Facebook era 89 veces sus beneficios de 2011. Compárese eso con el PER de 14 de Google.
Así que Facebook ha resultado ser un emperador desnudo. Al salir a bolsa, la empresa de Mark Zuckerberg se ha quedado sin el ‘Milstream psicológico’ que suponía su fama. Y se ha encontrado con la cruda realidad del mercado. Pero los grandes clientes y operadores sí han tenido un ‘Milstream’, bajo la forma de información de primera mano que no ha sido accesible a otros.
Cuando no hay ‘Milstream’, el emperador está desnudo. Mark Zuckerberg se ha quedado en pelotas, aunque con 15.000 millones de dólares en valor. Pero puede haber otro emperador que también se quede en cueros. Y esta vez ya no sería un problema para algunos accionistas, sino para la economía mundial: China.

La 'burbuja' china

El PIB chino crecerá este año en torno al 8%. Pero eso no se lo cree nadie. Empezando por el propio Gobierno de ese país. Esas estadísticas son el ‘Milstream’ psicológico con el que se mantiene la ‘burbuja’ china. Una ‘burbuja’ que Pekín, lógicamente, no tiene interés en que reviente de forma incontrolable. Pero que tampoco nadie más en la economía mundial desea. Porque China es demasiado grande para frenarse. En particular cuando la economía mundial es demasiado débil para resistirlo.
Si China no se cree su PIB, ¿qué usa entonces, para saber cómo van las cosas? Tres indicadores: el consumo eléctrico; la concesión de créditos; y el transporte por ferrocarril. Y los datos de esos indicadores son peores que los de la OPV de Facebook. La producción de energía eléctrica solo creció un 0,7% en abril, cuando hace apenas un año lo hacía al 7%. Los créditos están cayendo, y el transporte por ferrocarril está creciendo a un ritmo muy bajo.
Esta semana salió otro dato más preocupante: el Índice de los directores de compras de China que hace el banco británico HSBC volvió a caer en abril. Lleva ya 7 meses por debajo del nivel 50, lo que significa que Zuckerberg se ha quedado en pelotas, aunque con 15.000 millones de dólares en valor.
Y, si China se frena, la economía mundial sí que va a verse en problemas.

0 comentarios:

Publicar un comentario